martes, 25 de agosto de 2009

¿Usas taxis? Algunas sugerencias.

Me acabo de enterar de lo que le sucedió al tocayísimo Luiser: la sensación de arrechera y, al mismo tiempo, de impotencia es enorme. ¿Hasta cuándo siguen pasando estas cosas aquí? Digo, no es que otra partes no sucedan, pero es que aquí, y especialmente en Caracas, son con el pan de cada día. Todos los días te enteras de que un conocido, un pariente, el conocido de un pariente, el conocido de un conocido ha sido víctima del hampa sobre cuatro ruedas.
No sé en qué circunstancias el tocayísimo tomó el taxi. Pero me voy a permitir hacer algunas sugerencias: algo de eso sé, pues durante muchos años me he movido en taxi.
  1. Eviten tomar taxis que estén circulando (los que antes llamábamos "ruleteros").

  2. A menos que sea una emergencia y no les quede más remedio, nunca tomen un taxi que esté circulando por la calle que tenga los vidrios oscuros (especialmente el parabrisas: parece que eso está muy de moda).

  3. Por supuesto que hay delincuentes de todas las edades pero, si no les queda más remedio que tomar un taxi que esté circulando, traten de verle la cara al conductor y prefieran a un taxista de cierta edad: hay menos riesgos y, de paso, suelen ser más solidarios con las tarifas.

  4. Traten de viajar siempre en taxis de línea.

  5. Procuren conocer la ubicación, en las zonas donde desarrollan sus actividades diarias, de líneas de taxis: centros comerciales, puntos de las líneas importantes, líneas de las urbanizaciones. Usando estas líneas con cierta frecuencia, se llega a desarrollar confianza con los conductores y se reduce así el riesgo de situaciones desagradables.

  6. Si van a tomar un taxi en la noche, jamás los paren en la calle; es mejor pedir uno por teléfono a una línea reconocida: es más costoso, ciertamente, pero más seguro. Y en caso de algún inconveniente, siempre se le podrá reclamar a la línea: éstas son (con ciertas limitaciones, claro) responsables de los actos de sus socios.
Estas son algunas sugerencias que me permito hacerles a ustedes, mis amigos. He tenido la suerte en los no sé cuántos años que tengo movilizándome en taxis de no haber tenido nunca un percance como el que tuvo Luiser; por eso me permito hacer estas sugerencias: las he seguido siempre al pie de la letra.
Sé que en el caso de Luiser llegan tarde, como nos suele suceder en muchas cosas: nos advierten de algo cuando ya nos ha sucedido; pero espero que sean buenas para quienes aún no han tenido la desgracia de verse en tan terrible situación.
A todos, un abrazo, suerte y ¡mucha atención!

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